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Contexto

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Mostra Internacional de Teatro (MIT) tiene un pasado muy relevante en la historia del teatro gallego, lo que afianza su marca. Sus espacios de exhibición al aire libre y en site-specific condicionan a nivel artístico, pero también son una oportunidad para la experiencia estética. La complicidad con el territorio, sin duda, es lo que dota a un festival de la necesaria independencia, en alerta y al acecho, huyendo del franquiciado festivalero adornado con sabores locales. La complicidad con los públicos mayoritarios y minoritarios es, quizás, lo que permite que un festival popular sea un festival radical, porque las raíces son hondas bastante como para intervenir y crecer con nuevas ramas y retoños al mismo tiempo. Sin subestimar la inteligencia de la comunidad.

A partir de 2009 era preciso reimpulsar la profesionalidad y el carácter internacional de la MIT y esa es una tarea en la que se está contando con toda la comunidad e instituciones, desde la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) hasta en las redes de intercambio, alianzas, coproducciones, acompañamiento de artistas y coordinación con otras iniciativas del ecosistema cultural. Propiciar experiencias estéticas que aumenten la competencia de las personas usuarias o potenciales usuarias, ligar, persistir o contraponer líneas y estéticas, sin guetos ni distancias crípticas con la comunidad, son objetivos, fundamentales en un festival como lo que se definía en el programa de la MIT 2016: «un lugar que no es de tránsito, que no es de estancamientos ni de descuido».

Para eso, la MIT organiza foros, talleres, campañas específicas de divulgación de la diversidad escénicas, fomentando el pensamiento y el empoderamento del discurso crítico sobre el arte dramático.

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Experiencia

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Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia (MIT) consiguió en pocos años posicionarse con prestigio en la red de festivales contemporáneos de verano a nivel europeo gracias a las colaboraciones, acompañamiento y apoyos específicos como la conexión que la MIT propició entre la compañía gallega Voladora y el chileno Marco Layera para su espectáculo de 10º aniversario, con el que logró además el apoyo de los fondos de Iberescena y los acuerdos con otros festivales cercanos y afines como Almada en Portugal o GREC de Barcelona, entre otros.

También son muy importantes las ayudas recibidas por parte de organismos de proyección exterior de la cultura de los países invitados como el Instituto Goethe, el Ministerio de Cultura de Lituania, La fundación Santiago a Mil de Chile, etc.

Los foros, coloquios y cursos que la MIT organiza dentro de las ACTIVIDADES PARALELAS son un atractivo complemento también para la asistencia de críticos e investigadores procedentes de todo el territorio español y de otros países como Francia y Portugal, así como un fuerte proyecto de divulgación y formación crítica de espectadores, atendiendo a la diversidad.

El festival también apuesta por las residencias artísticas para la creación, el fomento de la igualdad en las artes escénicas, así como por el programa Ruadavia (teatro de calle) y el programa infantil de la MIT, con satélites también en contextos rurales: Santo André, San Cristovo, Sampaio o Francelos.

Existen políticas de descuento y actividades que ponen en valor a paisaje y el patrimonio, para que la experiencia artística pueda convertirse, además de un foro de intercambio y encuentro, en un motor de dinamización socioeconómica sostenible.

La presencia de Premios Nacionales (de Circo, Danza y Teatro) conviven en los foros con el apoyo a las nuevas dramaturgias, como se constata también con el Premio Abrente de Teatro, que además cuenta con una cuidada edición en la colección Abrente de la Editorial Difusor la de Letras, Artes e Ideas o con el Programa L de apoyo a las nuevas compañías.

Un festival multilingüe, heterogéneo, diverso, contemporáneo pero con una serie de ejes programáticos que lo dotan de identidad y coherencia en cada edición, manteniendo o haciendo evolucionar algunos a lo largo de los años.